
La principal fuente de Vitamina D en nuestro cuerpo es el sol y solo un pequeño porcentaje proviene de los alimentos que ingerimos. La vitamina D se sintetiza a través de la piel, es por eso que el organismo puede almacenarla en la dermis, de modo que pueda aprovecharla en épocas en las que la exposición solar es más reducida y no es tan sencillo conseguir esta vitamina.
Los niños pequeños y los ancianos están dentro del grupo de personas en riesgo de sufrir déficit de Vitamina D, ya que su exposición al sol es reducida o suelen estar muy protegidos. Otras personas dentro de este grupo son las que padecen enfermedades que provocan su mala absorción, como pueden ser los celiacos, las personas con sobrepeso o con insuficiencia renal o las embarazadas.
La vitamina D es importante para el buen funcionamiento del organismo ya que interviene en muchos procesos fisiológicos como puede ser la absorción y el mantenimiento de los niveles de calcio en los huesos.
La falta de ella, no se notará en tu vida cotidiana, ya que generalmente este déficit no provoca síntoma alguno. Sin embargo, cuando los niveles bajos de vitamina D se mantienen durante mucho tiempo, esto puede producir cansancio, dolor o debilidad muscular, sobre todo en la parte inferior de la espalda y en las caderas.
Algunos consejos:
• Dieta: La vitamina D está presente en algunos alimentos como son los pescados grasos (arenque, salmón, caballa), la yema de los huevos, la carne y los alimentos fortificados.
• Sol: Tomar el sol ayuda a que el cuerpo sintetice vitamina D. Tené en cuenta que la exposición al sol debe ser controlada y acordada previamente con el médico.
• Suplementos de vitamina D: Existen preparados diarios y también concentrados para tomar semanal, quincenal o mensualmente. En cualquier caso, debe ser un médico quien prescriba estos suplementos.
Así que, si estas cansado o te duele la espalda, es aconsejable consultes con tu médico si este malestar puede atribuirse o no a un déficit de vitamina D.